Rodeado de un sitio que a mí siempre me pareció tétrico y mientras el cielo amenazaba con una lluvia temprana. Así es como llegué a la torre de exposiciones del Canal de Isabel II de Madrid, después de pasar los controles rutinarios de seguridad.
La exposición versaba sobre uno de los nombres de moda dentro del mundo de la fotografía en los últimos meses: Isabel Muñoz. La fotógrafa, que recientemente ha ganado el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid, se centra en esta exposición en la relación del cuerpo con la religión.
Isabel Muñoz es una fotógrafa de los contornos humanos. Posiblemente no haya otro artista que se haya centrado más en estudiar nuestra relación anatómica con cualquier fenómeno externo: el amor, la religión… Esta vez, la exposición adquiere cierto tono místico y desde la primera toma de contacto no dejará indiferente a nadie.
La muestra recoge más de 50 imágenes sobre las prácticas místicas de grupos religiosos en diferentes localizaciones geográficas: Irán, Irak, Siria y Turquía. Desde lo más místico a lo más doloroso, llama la atención la serie Nadie Sabe, tomada durante una práctica en Irak, en la que los más expertos en el conocimiento de su cuerpo llevan a cabo prácticas físicas basadas en el dolor, no alcanzadas por los más novatos, y que seguramente no serán comprendidas por los visitantes. Cuesta bastante terminar de ver esta serie de imágenes.
Por otro lado, conforme vamos culminando nuestra ascensión hasta la cúpula del antiguo depósito –tal vez metafórico con la ascensión de estos cuerpos hasta los brazos de su dios- podemos ver la ceremonia de baile de los derviches giradores de Turquía. Un ritual en el que el cuerpo se convierte en el único instrumento de contacto con el dios y en el que llegado un momento determinado, sin dejar de girar, el danzante alza la mano derecha para recibir la gracia de Alá, mientras su mano izquierda está orientada hacia la tierra, para enviársela a ella.
En palabras de Juan Goytisolo: "los derviches giran como peonzas, sus túnicas forman anillos saturnales, el blanco torbellino de los pliegues deviene levitación. Siguiendo las pautas del guía, se incorporan a una u otra de las órbitas planetarias, pasan del equinoccio al solsticio, del invierno al verano: cielos astros, elementos terrestres evolucionan con la ligereza del átomo, su remolino es el de las almas sumisas a la universal gravitación solar".
La exposición concluye en la cúpula con una proyección audiovisual sobre este rito de danza religiosa turca, en el que junto a la música tradicional, una serie de imágenes ponen en situación al espectador sobre el ritual religioso y corpóreo.
Isabel Muñoz puede gustarte o no, pero es evidente que tiene una cualidad muy ansiada por todos: la de no dejar indiferente a ninguna mirada.
“El amor y el éxtasis” estará en la sala de exposiciones del Canal de Isabel II de Madrid hasta el 26 de septiembre. El horario de visitas es el siguiente: de martes a sábado, de 11 a 14 y de 17 a 20:30 horas. Los domingos y festivos, de 10 a 14 horas. Los lunes la sala permanecerá cerrada.
Publicado en Culturamas