lunes, 12 de enero de 2015

Presente y pasado en Vallekas

Oración sangrienta en ValleKas. Alejandro M. Gallo. Reino de Cordelia. 448 páginas.

Lejos quedan ya los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, en los que El Trini boxeó representando a España. La vida ahora ha cambiado para él, igual que lo hace para todo el mundo, igual que lo habrá hecho para el lector, que asiste a los cambios de Ramalho da Costa desde los suyos propios. Oración sangrienta en Vallekas es la tercera novela que Alejandro M. Gallo dedica al detective.

El autor aprovecha la situación de crisis para comenzar un caso muy propio de nuestro tiempo actual, que en realidad serán tres investigaciones. Un francotirador hace su agosto en Madrid con empresarios y banqueros imputados por corrupción. Se hace llamar Cero. A su vez, Ramalho, convaleciente por unas lesiones en su última investigación, tendrá que lidiar con un asesino de escritores (todos de una gran editorial) y con un tipo que secuestra y viola niñas en la barriada. A pesar de esos casos, todo su esfuerzo, o gran parte de él, quedará reducido a un foco cuando su vecino, el padre Constantino, aparezca muerto en su domicilio. Esta última investigación será la que le acerque al pasado cuando descubra que el padre Brown (como todos le conocen) podría tener en su poder la codiciada daga de Múnich.

Con semejante disposición de líneas narrativas sobre la pizarra, Gallo podría haber caído con facilidad en la necesidad de otorgar más espacio a unas que a otras. Sin embargo, el escritor consigue un equilibrio admirable en la ramificación de historias. Ninguna predomina excesivamente sobre el resto y durante toda la narración las líneas abiertas se van entrecruzando entre sí. El lector se sitúa como una especie de extensión de Trini y recibe los estímulos para la investigación casi al mismo tiempo. 

Ese equilibrio en la narración no lo consigue Gallo exclusivamente en el aspecto de las investigaciones. Toda la novela se construye mediante una armonía de dualidades: vida profesional y vida personal, pasado y presente o lo racional frente a lo emocional. Para este último, el autor sigue construyendo una vida –un pasado, en definitiva–, estructurando una identidad a su protagonista, apoyándose tanto en sus propias novelas como creando un entorno específico en el que Ramalho viva su vida (relación con Luci y su hija Paula, la comunidad de vecinos, su amistad con el Coronel…). Son los personajes de Gallo más humanos que literarios, por eso es muy probable la pronta identificación del lector con ellos.

Una muestra de ello es el trío de “héroes”, que acercan la novela a una clásica aventura de investigaciones y pesquisas. El Coronel, ese alocado maquis que regenta una librería y siempre tiene un chiste preparado, vuelve al lado de su amigo da Costa; a los dos se suma Marie, una cariñosa francesa cuyos tentáculos de la Cotillología (como ella define su profesión) alcanzan lugares casi imposibles. Con la ayuda inesperada de ambos, el inspector irá indagando sobre los tres casos en un barrio de Vallekas perfectamente reconocible a través de sus calles y lugares emblemáticos como la estatua de la Abuela Rockera, el Bulevar, el Cerro del Tío Pío (conocido como el parque de las siete tetas) o la calle Payaso Fofó, entre otros lugares.

Con Oración sangrienta en Vallekas Alejandro M. Gallo recupera a su detective Ramalho da Costa para crear una novela con sabor añejo, en la que sus personajes y sus espacios relucen con elegancia. Una historia de investigaciones, con toques personales de actualidad social, curiosidad histórica, y multitud de giros y pistas; que se lee con fruición, disfrute e interés.