El juego del otro. Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Jean Echenoz, Barry Gifford, Paul Klee, Sophie Calle. Errata Naturae. 224 páginas. 20’90 €.
“¿Nunca has jugado a ser otra persona? Confiesa, no me lo creo.” Escuchaba hace meses a unos chavales, no más de quince años, estas palabras. No sé sobre qué o quién hablaban, pero esa seguridad con la que uno interpelaba al otro se me quedó grabada, aún hasta hoy. Evidentemente, todos pensamos, a menudo, en ser otras personas. Quizás más a menudo de lo que nosotros mismos creemos. La aspiración al remplazo es constante en nosotros.
Los escritores, probablemente, sean los que más practican ese juego del otro del que habla este libro, pero no los únicos. En esta obra, Errata Naturae reúne a seis grandes figuras, cuatro escritores y dos artistas, cuyos textos reflexionan sobre este cambio de “yo”.
El libro es una pieza cien por cien Errata Naturae, editorial independiente que, poco a poco, ha ido labrándose un nombre y un lugar en el panorama editorial, forjando un estilo muy propio. Está dividido en tres partes, más un prólogo en el que los editores revelan su voluntad para con esta obra. Además, en esa nota reflexionan sobre el conocido caso de Alicia Esteve, una mujer que se suicidó en 2008 tras descubrirse que no había estado en el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Antes ella había recorrido los platós de televisión, las radios y las páginas centrales de los diarios afirmando que sí, que aquella gris mañana estaba allí y que, por lo tanto, era una superviviente. Incluso llegó a figurar como máximo representante de la asociación de víctimas. Pero no, no había estado allí, el 11S ella estaba en Barcelona, haciendo su vida normal, tal vez monótona. Cuando su mentira quedó al descubierto, probablemente decidió que ser otra ya no merecía la pena. Desde entonces, ese se convirtió en uno de los juegos de engaño más populares de los últimos años, que acabó con evidentes y fatales consecuencias.
Este juego de intercambios es el leitmotiv de la obra. El prólogo da paso a la primera parte: una jugosa conversación sobre la impostura como herramienta literaria entre Jean Echenoz y Enrique Vila-Matas, dos de los escritores que más se enredan con la identidad y sus posibilidades. Los autores conversan sobre la filosofía de “tomar prestadas” algunas historias para sus creaciones. Son numerosas las situaciones “robadas” que ellos han transformado en el pilar de alguna de sus novelas. La conversación entre los creadores supone la justificación de la apropiación de hechos vividos por otros como inspiración literaria y base narrativa. Todo un canto al artificio.
La segunda parte: El viaje a Túnez, reproduce el diario de viaje de Paul Klee a este país. En 1914 el pintor viajó con August Macke al país tunecino. Al volver, escribió un diario de esa experiencia. Macke, en cambio, falleció en el frente de la I Guerra Mundial sin dejar testimonio del viaje. Todo indica que el diario de Klee era un compendio de deseos y aspiraciones sobre aquel viaje, más que la perpetuación de lo que realmente allí ocurrió. Muchos años después, el escritor Barry Gifford se metió en la piel de Macke y escribió lo que podría haber sido el diario de viaje del artista, con sustanciales cambios respecto al de Klee.
No obstante, si entendemos la literatura como un juego de “yos”, una constante suplantación, no podemos ignorar Nueva York: instrucciones de uso, un experimento llevado a cabo entre Paul Auster y la artista Sophie Calle. Cuando el escritor neoyorquino estaba inmerso en la escritura de su novela Leviatán, se apoderó de varios episodios de la vida de Sophie Calle para crear a su personaje Maria Turner. La artista, a cambio, le pidió unas instrucciones para convertirse durante un tiempo en un personaje del escritor en la vida real. Así, Auster confeccionó esas pautas y Sophie Calle se lanzó a las avenues con idea de llevar el plan a cabo y documentarlo en un libro. Ese experimento, y los resultados escritos por la artista, es lo que encontramos en la última parte, acompañada de las fotografías que realizó Calle de sus tareas.
Tal vez este último sea el juego más claro de suplantaciones e imposturas. Una sucesión de hechos “preparados” por Auster, que juega a ser un Dios todopoderoso –igual que hace con sus personajes– con la polifacética Sophie Calle, que, a su vez juguetea a ser escritora al documentar y narrar todo lo que deriva de su acción.
El juego del otro es un devenir de máscaras que se intercambian, un carnaval de personalidades que no son tales y la farsa de unas mentes que no se conforman con vivir sólo una vida. Como el hombre al que los editores de Errata le dedican esta obra: Ferdinand Waldo Demara, el gran impostor, que pasó su vida siendo otros, llegando incluso a acompañar al actor Steve McQueen en su lecho de muerte, dándole la extremaunción, como cura baptista.
Publicado en Punto de Encuentro