Intento de escapada. Miguel Ángel Hernández. Anagrama. 247 páginas. 16’90 €.
¿Dónde está el límite? Tal vez nos estemos enfrentando a una de las preguntas más difíciles de resolver en cualquier contexto. ¿Cuál es la barrera que, si sobrepasamos, nos hace estar en el otro lado? ¿Y si decidimos sobrepasarla en qué nos habremos convertido?
Miguel Ángel Hernández parece reflexionar sobre la condición humana a raíz de hacerse estas preguntas. Y no en un contexto cualquiera, sino en el del arte contemporáneo, quizás uno de los escenarios que más polémica generan en torno a la sociedad y la cultura.
¿Dónde está el límite del arte? ¿Vale todo? ¿Qué objetivo tiene? Durante toda su novela, Hernández nos lleva a hacernos cada una de estas preguntas de la mano de Marcos, un joven estudiante de Bellas Artes, a punto de terminar su carrera, que recibe una suculenta oferta para convertirse en ayudante de uno de los artistas del momento. Se trata de Jacobo Montes, un performer que, con sus obras, pretende dar visibilidad a temas tan velados como la inmigración y la situación carcelaria que vive en la gran ciudad, por ejemplo.
No se puede saber con certeza, pero todo indica que, para dar vida a Montes, el escritor se ha inspirado en el polémico artista Santiago Sierra, conocido por obras como Cerdos devorando la península ibérica y otras en las que contrata inmigrantes con el fin de denunciar determinadas situaciones que se viven día a día sin que nadie se escandalice. La invisibilidad de lo visible como tema central.
Marcos conocerá a Jacobo Montes de la mano de su profesora guía, Helena, que además es directora de la pequeña galería que se encargará de patrocinar y acoger la siguiente exposición del artista en la ciudad. Sin embargo, lo que parece una gran oportunidad pronto se convertirá en una especie de huida hacia adelante en la que nada es lo que parece y nada parece lo que es.
Con un ritmo pausado que no se detiene, Hernández nos adentra en un mundo oscuro y truculento en el que somos testigos de todo lo macabro que puede conllevar el Arte como mecanismo de denuncia. Durante el transcurso de la novela vemos como Marcos se precipita al vacío con la cadencia suave de quien sabe que volver atrás en más difícil que dejarse arrastrar hacia el peligro. Y nosotros le acompañamos mientras se mueve en esos ambiguos círculos, quién sabe si con la esperanza de recibir un premio mayor por parte de Helena.
Intento de escapada es una novela fascinante con varios ingredientes. La inmigración, la complicidad con la que permitimos situaciones horribles en la ciudad, el arte como denuncia y vía de escape o la propia condición humana, entre otros componentes, son lanzados a una cazuela narrativa en la que se aderezan, se agitan, hierven para, finalmente, ser engullidos con avidez por el lector, que, tal vez, se convierte a sí mismo en cómplice de toda la patraña de Montes. Una obra, sin duda, recomendable.
Publicado en Punto de Encuentro