Una exposición para amantes de la literatura. Creo que esa sería la frase con la que resumiría la muestra que expone el Instituto Francés de Madrid (Marqués de la Ensenada, 12), dentro del marco de PhotoEspaña 2010, hasta el próximo día 23 de julio.
Yo, como amante de la literatura, aviso de que antes de ponerme a escribir, incluso antes de visitar la sala de exposiciones, situada en la embajada francesa, adolezco de cierta imparcialidad. Me confieso seguidor del trabajo de este fotógrafo argentino afincado desde 1980 en París.
Las tres orillas recoge alrededor de 150 retratos de grandes escritores y personalidades del mundo contemporáneo de las letras. Su carrera le ha llevado a erigirse como “el fotógrafo de los escritores”, y parece complicado quitarle esa etiqueta. Todo empezó en 1978, con una azarosa fotografía en la que el genio argentino Jorge Luis Borges aparece en Buenos Aires interceptado vagamente por el dedo de una persona, que parece señalar a algún tipo de infinito por encima de la mente del escritor.
Al principio la fotografía no revistió especial importancia para el fotógrafo, que por entonces no sabía, ni siquiera imaginaba que iba a terminar construyendo aquel abanico de escritores, esa colección de mariposas, como le gusta llamarla, según confiesa en anteriores entrevistas.
Aunque la totalidad de su obra no comenzó con la literatura y los escritores, siempre tuvo algo que ver con ella. Al poco de llegar a París, le pidieron una exposición de sus fotografías, que tenían como tema central a los mendigos que se colocaban delante de las puertas de los restaurantes. Entonces, con cierto descaro, no dudo un instante en llamar a la persona que él consideraba que le había hecho llegar, de alguna manera, a París: Julio Cortázar, mediante su obra.
Y allí estaba el escritor, en la exposición de un desconocido fotógrafo que le había dejado un mensaje en el contestador. A partir de entonces, su carrera fotográfica se puede decir que ha estado marcada, de inicio a fin, por los escritores y la literatura. Y eso es, precisamente, lo que se expone en esta muestra del Instituto Francés.
De las paredes de la galería cuelgan retratos de grandes personalidades de las letras patrias, Ana María Matute, con su pelo cándido y canoso, o el recientemente fallecido Miguel Delibes, con un propio retrato suyo a la espalda, en una clara interpretación del paso del tiempo. La mirada penetrante de un oscuro Camilo José Cela, que cala hondo desde el marco inerte, o la mirada también, esta vez algo nostálgica de Vázquez Montalbán que, junto a su perro, atisba el horizonte por la ventana.
También dedica el platense un espacio a los escritores españoles más contemporáneos, véase tanto Juan José Millas o Javier Marías, como Almudena Grandes y García Montero en un retrato conjunto; José Manuel Fajardo Fajardo, Julio Llamazares y Rosa Montero en una bonita foto grupal, o Juan Cruz, que visita al cronopio de la tumba de Cortázar y Carol Dunlop.
Enrique Vila-Matas posa en actitud de pseudo-héroe con varios retratos en las cartucheras, mientras Carlos Salem aparece con un tatuaje de un ancla y su clásico pañuelo en la cabeza. Pero no son los únicos, la lista no acaba: Andrés Neuman, Muñoz Molina, Javier Cercas… y una larga lista de grandes firmas de nuestra literatura que pasan por el objetivo de Mordzinski.
No se olvida éste de los más cercanos, lingüísticamente hablando, y el apartado latinoamericano es bastante notable también. Como una de sus orillas, quizá la más productiva, su objetivo da buena cuenta de grandes nombres de todos los tiempos en cuanto a la literatura latina, como el ya citado Borges, un pensativo Vargas Llosa, Julio Cortázar, o Gabriel García Márquez, en la que para mí es la foto con mejor composición de toda la muestra, junto al retrato de Santiago Gamboa.
Octavio Paz se muestra serio, mientras que Mario Benedetti figura detrás de un niño que le roba algo de protagonismo en la instantánea, tal vez queriendo jugar a despistar con el eterno niño que siempre quiso ser. Otro poeta, como Juan Gelman mira fríamente a la cámara, llegando incluso a dar impresión de amenazarla, en contraposición a la mirada melancólica y algo triste de Ernesto Sabato.
Más recientemente, temporalmente hablando, aparecen el malogrado Roberto Bolaño, Juan Gabriel Vásquez, Karla Suárez, Luis Sepúlveda, Reina María Rodríguez, Álvaro Mutis, entre otros.
Y por último, la tercera orilla, que se erige en la novedad desde su última exposición en la capital. Esa tercera oleada que está compuesta por los retratos de escritores internacionales, de lenguas distintas al castellano. En ella destacan desde Levi Strauss hasta Amelie Nothomb, en un ambiente muy lúgubre, pasando por grandes nombres de la literatura universal como el afgano Atiq Rahimi, o el crítico Frederic Beigbeder, en otra preciosa imagen junto a su gato.
Nombrar todos los escritores que aparecen retratados por Daniel Mordzinski sería una tarea prácticamente imposible. Es mucho mejor acudir, si disponen de la oportunidad, a la sala de exposiciones de la embajada francesa y disfrutar de la muestra. Eso si, no esperen encontrarse con retratos convencionales, porque si algo diferencia los retratos del argentino es su personalidad propia, capaz de extraer una parte del alma del retratado, que disfruta y juega delante del objetivo, o que se muestra de una manera natural frente a él.
Las tres orillas de Daniel Mordzinski permanecerá en la galería del Instituto Francés de Madrid (Marqués de la Ensenada, 10) hasta el 23 de julio. El horario de visitas es de lunes a viernes de 10:30 a 20 horas. La entrada es libre.
Publicado en Culturamas
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