Barrio perdido. Patrick Modiano. Cabaret Voltaire. Trad. Adoración Elvira Rodríguez. 224 páginas. 17’95 €.
“También Georges Maillot silbaba los mismos estribillos lentos y tiernos”, escribe Modiano en su Barrio perdido como si de una pintada en la pared se tratase. Y así mismo escribe, como nos tiene acostumbrados, con esa cadencia lenta y melancólica del que busca ahuyentar fantasmas e intenta pensar a toda costa que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Tal vez si hay un escritor que tiene un estilo propio y tangible es Modiano. El francés, veterano ya en el panorama literario contemporáneo, ha conseguido plasmar su sello en cada una de sus novelas. Esa melancolía, esa eterna búsqueda de la identidad, o ese refugio constante en la memoria y el recuerdo, se han convertido desde hace años en su leit motiv particular.
En Barrio perdido, novela de 1984 que ahora rescata Cabaret Voltaire, el escritor nos lleva otra vez a lo que podemos conocer como el París de Modiano. Ambrose Guise, un escritor de novela negra con éxito en Reino Unido, vuelve a París para encontrarse con el editor de su obra en Japón.
Ambrose Guise, cuyo verdadero nombre es Jean Dekker, vuelve, tras veinte años de ausencia, a pisar su ciudad. Pronto retornará a su memoria aquella ciudad que abandonó tras un asesinato sin resolver, que ahora se le presenta repleta de fantasmas y evocaciones de su etapa allí. “Las personas que uno conoce a los veinte años siempre dejan huella…”, se dice el escritor en una de sus digresiones.
De esta forma Dekker comenzará a desenmarañar sus recuerdos gracias a las misteriosas conversaciones con Ghita Wattier, a las notas que tomó su marido Daniel De Rocroy, a las que llega a través de ella, y a los recuerdos vagos que conserva de Carmen Blin o Georges Maillot, personajes envueltos en el misterio que se ajustan al patrón del novelista.
Patrick Modiano juega con la perspectiva del tiempo, alternando la escritura en pasado y presente, para diferenciar las acciones de los recuerdos y adentrarnos en una ciudad siempre a punto de anochecer, llena de misterios y personajes que se tratan de encontrar a si mismos mucho tiempo después. “Por mucho que me lo pregunte, no sé por qué esta noche he encallado, solo, en esta ciudad indiferente donde no queda nada de nosotros.”, escribe.
Se podría asegurar que cada nuevo libro que se conoce de Modiano es, a su vez, una reinterpretación de su narrativa. Una repetición de historias a lo largo del tiempo, que, sin embargo, continúan atrapando al lector irremediablemente entre sus páginas.
La memoria y la subjetividad que envuelve a los recuerdos son temas capitales en la obra del narrador francés. En Barrio perdido veremos como Jean Dekker va arrojando luz sobre los hechos del pasado y, poco a poco, vuelve a la noche crucial tras la que decidió abandonar París.
Una novela poderosa, que nos trae de vuelta el resto de obras de Modiano que, en su conjunto, conforman un melancólico mapa de un París en el que la memoria juega un papel determinante y recóndito. Modiano es, sin duda, un autor indispensable para entender la narrativa francesa contemporánea.
Publicado en Punto de Encuentro