“La Vida es algo maravilloso. Que baila, salta, vuela, ríe y pasa”
Jacques Henri Lartigue
Jacques Henri Lartigue explicaba en numerosas ocasiones que desde pequeño siempre había experimentado la sensación –él la define como terrible enfermedad- de que todo lo que le entusiasmaba se le escapaba de las manos y no duraba nada. Posteriormente esta sensación se convertiría para el galo en pura obsesión por el paso del tiempo y por retener cada instante entre sus dedos.
Desde muy pequeño, cuando ni siquiera se le podía llamar fotógrafo, el francés ya mostró una sensibilidad especial y una gran capacidad para inmortalizar los momentos sencillos y cotidianos que a la larga componen el inmenso mosaico de la vida. No superaba aún los diez años cuando su padre, gran aficionado a la fotografía, le regaló su primera máquina y le animó a investigar y capturar la vida que tanto le obsesionaba. Se trataba de una cámara plegable Le Revé, de carrete extraíble 8 x 11 cm, que reposa en una vitrina de la exposición, con la que Lartigue comenzó a solventar el problema del paso del tiempo.
Contaba con ocho años y ya había realizado fotografías con un sentimiento y una belleza, tanto técnica como de ejecución, increíbles, véase como muestra un retrato de su padre y su madre, que evoca el amor de un matrimonio feliz. Y es que, durante toda su obra, este fue el motivo principal: la felicidad. Se dice que en alguna ocasión se le escuchó decir: “Nací feliz, eso ayuda, ¿no es cierto?”. Toda una declaración de intenciones respecto a su idea de la vida.
Lartigue nunca se consideró un fotógrafo, ni mucho menos, por tanto, un profesional. Pasaba las horas muertas con su cámara en la mano, inmortalizando todo aquello que sus ojos veían y que, como él ya había descubierto de niño, era tan efímero y se escaparía tan pronto de su alcance que posiblemente ni se diese cuenta. Sin embargo, pese a no considerarse profesional en la materia, sí es cierto que a lo largo de toda su creación existe un hilo argumental: la felicidad de la vida cotidiana en familia y el paso del tiempo.
Esta etiqueta de fotógrafo aficionado que se quiso colocar le sirvió para tomarse la licencia de experimentar a su juicio con todo aquello que le apetecía en cada momento. En pocas palabras: le ofreció la garantía de no tener que rendir cuentas a nadie, ni agencias ni nada por el estilo. Sólo se limitó a captar aquello que en cada instante le parecía bello. Un buen ejemplo de ello son las fotografías que tomó de sus tres mujeres, que componen un álbum importante dentro de su obra. Bibi, Coco y Renée, tres bellísimas mujeres a las que no se cansó de retratar en el tiempo que duraron sus intensas relaciones y de las que captó imágenes preciosas.
Otra muestra más de la obsesión del fotógrafo por guardar cada momento para que no se escapase a su memoria son los diarios de Lartigue, incluidos en la muestra, en los que anotaba absolutamente todo lo que hacía, segmentando el día por horas, además de todo tipo de acotaciones meteorológicas durante más de setenta años día en los que no falta ningún día.
El encuadre es uno de los puntos fuertes de Lartigue, ya que con encuadres aparentemente sencillos o poco estudiados, como si en ocasiones hubiese disparado sin pensarlo, consigue captar el preciso instante en el que la mirada de una mujer se posa en su objetivo, el momento exacto en el que un hombre cae al agua o el paso fugaz de un vehículo de carreras por la recta en la que él se encontraba con su equipo fotográfico. Imágenes muy en la línea de aquellos momentos perfectos de Cartier-Bresson.
Caixa Forum (Paseo del Prado, 36) ofrece una gran retrospectiva del fotógrafo francés, compuesta por más de 230 piezas, además de los diarios del autor y algunas de las máquinas que utilizó en su labor. Auténticas piezas de museo que nos enseñan como realizó sus tomas Lartigue, además de una parte importante de la historia de la fotografía, ligada a los nombres de Eastman, Kodak o Lippman, entre otros.
La muestra Un mundo flotante. Fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986) estará en cartel hasta el 19 de junio en Caixa Forum, de lunes a domingo de 10:00 a 20:00 horas. La entrada es gratuita.
Publicado en Culturamas
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