Tú y yo comienza con una mentira, una de esas mentiras piadosas, sin apenas importancia, con la que el protagonista Lorenzo Cuni, un adolescente de catorce años, pretende pasar desapercibido para el resto de los mortales durante una semana. Para ello, asegura a su familia que una amiga le ha invitado a pasar unas vacaciones esquiando en la montaña. Su familia recibe la noticia con alegría, ya que sus sospechas de la inadaptación de Lorenzo a la sociedad se esfuman con esta invitación.
Sin embargo, Lorenzo, que sólo aspira a que le dejen tranquilo y en soledad consigo mismo, se encierra en el sótano y empieza una semana de vida solitaria, ermitaña incluso, alimentándose de latas de conservas y coca colas, mientras trata de completar un videojuego y disfruta con las novelas de Stephen King.
Niccolò Ammaniti ha comentado en alguna entrevista que Tú y yo es su novela más autobiográfica. Quizás por eso cuenta de una manera tan delicada ese sentimiento del chaval, esa soledad agria, el sentimiento de no pertenecer a ningún entorno, que le hace refugiarse en el sótano.
El objetivo del plan es sencillo: pasar desapercibido, que nadie se entere de que está allí. Por eso, desde el principio de la novela vemos a Lorenzo desviando hábilmente los intentos de su madre de hablar con la madre de su amiga para agradecerle su cortesía. Pese a sus primeros éxitos, y como no podía ser de otra manera, el plan se desbarajusta por completo cuando irrumpe en su escondite Olivia, su hermana, hija de su padre en un anterior matrimonio.
Ella será quien convierta la semana de Lorenzo en una vibrante aventura por la supervivencia. El joven no tendrá más opción que batirse cara a cara contra fuerzas que lo empequeñecen. Pero, a pesar de que su inferioridad le convierta en víctima fácil, ya sea al K.O. técnico o a los puntos, Lorenzo lo dará todo por salir victorioso en favor de su hermana.
Tú y yo cuenta el aprendizaje de Lorenzo en los días en que el fin de la adolescencia y el principio de la madurez viajan compartiendo asiento. Esos días grises en los que un chaval que no entiende la vida se enfrenta a ella con la valentía que solo permite el desconocimiento. Sus enemigos son fuertes: el sentimiento de soledad, tanto dentro como fuera del núcleo familiar, la drogadicción o la muerte (destacable, y cargado de simbolismo, el pasaje en el que Lorenzo cuenta un cuento a su abuela en el hospital).
La novela se estructura en una analepsis central, que ocupa casi toda la extensión de la obra, custodiada por una breve introducción y un cierre, de no más de tres páginas cada uno, que sirven para contextualizar la mirada retrospectiva del narrador. En el epílogo el narrador nos descubre el reciente final de esta historia.
Niccolò Ammaniti describe en poco más de cien páginas el proceso de aprendizaje de Lorenzo Cuni, una especie de proyección del mítico Holden Caulfield en la sociedad contemporánea. La novela no necesita más, ni le sobra ninguna página. Es una historia condensada a la perfección por el italiano. No obstante, su brevedad no excluye temas tan trascendentales como el amor fraterno, el proceso de entendimiento y normalización de la vida, la soledad y la necesidad de evasión, la incomprensión o las drogas, entre otros.
Publicado en Punto de Encuentro
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