Ha dejado de llover. Andrés Barba. Anagrama, 2012. 208 páginas.
El relato breve condensa la narrativa de una manera excepcional. En pocas páginas siembra la semilla, hace crecer el fruto y lo recoge. Por eso se antoja, generalmente, el género más complicado para el autor que escribe. En esta obra, Andrés Barba se adentra en él y deambula por sus recovecos con solvencia. Con su narrativa aparentemente sencilla, lo cual desvela una amplia complejidad en los mecanismos, el escritor se adentra en las vidas de cuatro personajes en momentos muy determinados de su existencia: ese momento en el que, después de todo, descubres el sentido de la vida de otra persona, o su secreto, o alguna de sus inquietudes.
En su novela Agosto, octubre Barba contaba una historia terrible, de esas que se quedan grabadas en el recuerdo y vuelven, cada cierto tiempo, para atormentar nuestra memoria. En este conjunto de relatos, de temática aparentemente más suave, el autor se centra en lo rutinario. La cotidianeidad es el origen de la literatura. Siempre suele serlo.
Un joven que conoce a una chica que hará que su vida se tambalee y cambie por completo, una mujer que se detiene en la observación de la asistenta de su madre en los últimos meses, una adolescente que empieza a experimentar con el amor y un encuentro entre dos mujeres, madre e hija, después de la última vez que se vieron en el funeral del padre. Sorprende el retrato íntimo de los sentimientos en las cuatro narraciones. Y sorprende, además, que en tres de ellas, el protagonista sea una mujer y la narración siga siendo un retrato perfecto de esa idiosincrasia.
Los mecanismos narrativos de Barba son similares en las cuatro obras, con alguna diferencia en la última, Compras, más cercana a la nouvelle que al relato y en la que los personajes se encuentran a sí mismo y se reflectan en el otro a base de conversaciones, caparazones y reflexiones. Quizás el relato que se sitúe en la cumbre de Ha dejado de llover sea Infidelidad, en el que una joven adolescente experimenta sus primeros pasos en el terreno de las relaciones con un chico al que no termina de comprender y amar, mientras descubre que su padre es una persona con un secreto importante. El desglose de reflexiones, sentimientos y comportamientos supone un acercamiento acertadísimo a la lógica humana.
Andrés Barba juega con las dualidades: el éxito y el fracaso, el amor y la infidelidad, la vida y la pérdida, como forma de aproximarse al retrato psicológico de unos personajes que tienen mucho de cualquiera de nosotros. Un conjunto de pequeñas construcciones, en un lugar común y perfectamente reconocible, Madrid, que vuelven a los temas comunes en su obra narrativa anterior. En La hermana de Katia la inocencia y los descubrimientos sociales eran el centro narrativo y en La recta intención, otro conjunto de cuatro nouvelles, similar a esta obra, los temas volvían a ser los mismos. Ha dejado de llover, por su parte, confirma una vez más a Andrés Barba como una voz fundamental en su generación. Un autor a tener muy en cuenta.
Publicado en Otro Lunes, nº 31, febrero 2014
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