Felices los felices. Yasmina Reza. Editorial Anagrama. Traducción de Javier Albiñana. 192 páginas.
¿Puede ser un conjunto de relatos una novela? Aunque la pregunta pueda antojarse caprichosa, e incluso contradictoria en su misma esencia, lo cierto es que en el contexto literario de Felices los felices, última obra de Yasmina Reza, es más que pertinente. Centrando el análisis exclusivamente en la forma, el título de Reza no es más que una recopilación de breves cuentos sobre lo cotidiano, pero si se va más allá, la línea que vertebra y enhebra todas las historias la convierte en algo cercano a la novela breve e incluso de toque minimalista.
La escritora francesa crea, a través de ese hilo casi invisible, un entramado de sutiles interconexiones entre sus personajes. De esta forma consigue establecer una cierta ilusión de panorámica: tanto en lo referente a sus personajes como en la multiplicidad de géneros sobre los que edifica sus relatos. La autora transita tanto el amor como la muerte, o el drama y la comedia, y para ello sitúa como protagonistas de sus historias a personajes de diversos perfiles y estados de ánimo.
En los diálogos de Felices los felices –título con el que la escritora homenajea a Jorge Luis Borges, al que cita como pie de la obra– es donde reside su punto de apoyo más consistente. En ocasiones descarnadas, en otras totalmente desesperanzadas, es en esas líneas en las que se asoma la dramaturga y pone sobre la mesa temas tan controvertidos (y controvertibles) como el matrimonio, la familia o la infidelidad. Temas todos ellos perfectamente contemporáneos.
Reza sitúa la temporalidad de su historia gracias a un trabajo de contextualización que enfoca, precisamente, a esa contemporaneidad. La novelista riega la rutina que atraviesan los protagonistas de datos situacionales (noticias y sucesos, nombres famosos de músicos, actores o futbolistas) y otros elementos que le permiten a la autora establecer y delimitar una línea temporal. Sin embargo, pese a ceñir el tiempo a la actualidad, ya desde la propia estructuración fragmentada, que parece aludir a las propias relaciones personales de hoy en día, sus temas se despliegan de lo particular a lo general. Y aunque las historias que narra son muy especiales y específicas, si se prescinde de la literalidad, los temas que subyacen son más universales de lo que pueden parecer.
Publicado en Otro Lunes, nº 36, marzo de 2015.
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