Con puntualidad inglesa y engalanados con trajes negros hicieron entrada los M Clan, más propios de una película de gánsteres en la que encarnasen a la clásica banda de jazz o rock and roll del club donde la mafia labora. Eran las 9 de la noche, no nos había tocado la lotería y afuera diluviaba. “Rainy night”, decía Tarque nada más salir a escena. Allí estábamos nosotros, con los pies calados, una de las peores sensaciones que se pueden tener, aunque ellos nos hicieron olvidarlo rápido.
Para no ver el final rezaba una proyección en el fondo del escenario. Una especie de conjuro que parece haberse hecho la banda para llegar hasta el final tocando su potente rock and roll cada vez más influenciado por la música negra. El concierto comenzó con algunos temas del nuevo trabajo de los murcianos y con un Carlos Tarque muy preocupado por el sonido, que parecía no convencerle del todo. Enseguida se arregló y fue cuando la banda terminó de entrar en calor ante un público que ya estaba entregado tras corear con fuerza su Llamando a la tierra.
Las chaquetas pronto sobraron, y ni el cantante ni el resto de los componentes la llevaban puesta pasados unos minutos. Seguía la alternancia entre las nuevas composiciones, como el propio Para no ver el final, que sonó pronto, o Calle sin luz, y las canciones de álbumes antiguos. Roto por dentro, Inmigrante, que me pone los pelos de punta tantas veces como la escucho, o Maggie despierta, uno de los éxitos de la noche. A estos temas les siguieron los ya clásicos Miedo y Las calles están ardiendo, la más rockera de una noche en la que se dejó ver mucho blues, a pesar de que sonó el Basta de blues del nuevo disco.
La voz de Tarque es una de las más notables del panorama de la música en nuestro país, eso está claro. Y la madurez de este grupo alcanza cotas más altas con cada nueva gira. Se ve que están cada vez más a gusto sobre la tarima, para muestra la complicidad que se muestran en cada gesto y la eterna sonrisa de Ricardo Ruipérez, que no paró de reír y dedicar gestos y carantoñas al público durante las dos horas que estuvieron sobre el escenario.
Hubo dos momentos especiales en la noche, y muy emocionantes, la dedicatoria que hicieron al comenzar el directo a Pascual Saura, ex bajista y amigo íntimo de la banda, fallecido el viernes anterior, y el tema Hasta que se acostumbre a la oscuridad.
Concluyeron la presentación de su disco con canciones como Carrusel, Se hizo de noche cuando te conocí y Gracias por los días que vendrán, una de las últimas que sonaron, antes de despedirse de Madrid con su conocido Quédate a dormir. Eso sí, no sin emplazar a los asistentes al concierto que repetirían el día siguiente en la misma sala Joy. A estas alturas ya había tenido lugar la sorpresa de la noche, que tuvo lugar en el bis, cuando Carlos Raya, productor del grupo y grandísimo guitarrista, subió al escenario y tocó algunas canciones junto a la banda.
M Clan es mucho más que un grupo de música. Es una banda, en el más amplio sentido de la palabra, y son el máximo exponente de lo que ellos conocen y quieren hacer llegar como el rock and soul.
Publicado en La Huella Digital
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