Historias de Roma. Enric González. Editorial RBA. 144 páginas.
Siempre que me topo con alguna obra literaria o cinematográfica en la que alguna ciudad cobre casi todo el protagonismo me acuerdo de una cita del gran Cortázar. “Las ciudades son siempre mujeres para mí. Mi relación con ellas ha sido siempre la de un hombre con una mujer”, dijo el genio argentino.
Esta vez no podía ser de otra forma, aunque creo que Enric González encaja más que ningún otro en esa cita. A lo largo de su vida, como corresponsal, ha sido destinado a numerosas ciudades, con las que ha entablado una relación casi íntima. Anteriormente nos había contado sus historias de Londres y de Nueva York. En su última obra, le toca el turno a Roma, la ciudad eterna.
Según la define el periodista, Roma es para él una ciudad que aúna, sin quererlo, la modernidad con la más absoluta obsolescencia. Por sus calles puedes encontrar escenas más propias del blanco y negro y, sin embargo, encontrarte la crudeza de la realidad más contemporánea. Roma es así. “La ciudad que se añora a si misma”.
Enric González desanda la historia, mientras avanza en el presente de la capital italiana, para encontrar los ecos y los recorridos de antiguos fantasmas que habitaron la ciudad de las iglesias. El autor nos adentrará con su lenguaje personal en las historias cotidianas, el pasado y los escenarios romanos, en los que descubriremos la extraña relación de la urbe con los gatos, el recorrido por las pinturas de Caravaggio, la mejor pizzería y el mejor café del mundo, la casa y mausoleo del gran Keats, la historia reciente –y no tanto- del Estado Vaticano, entre otras muchas anécdotas e instantes mágicos a modo de relatos breves que nos regalará el corresponsal de El País.
Pero no se queda el autor catalán en lo superficial. Siempre fiel a su estilo, ahonda en lo más profundo de la historia de Roma, tocando el tema de la mafia, las autoridades, los clubes de fútbol y la radicalización de sus tiffosi, fiel reflejo de la conversión que ha sufrido la propia política del país, como detalla mucho más en su obra Historias del calcio.
Tal vez Italia sea el país más difícil de comprender. Estos breves relatos así lo certifican. Un país donde la influencia del Mediterráneo es tan visible, en el que las diferencias entre el norte y el sur son todavía muy palpables, aunque se trate de reducir la brecha existente, y en el que predomina la belleza por encima de todo lo demás, como explica en sus páginas el escritor. Italia es diferente. No cabe duda. Y después de leer estas historias no te quedará nada más que visitar la capital del Arte, la ciudad eterna, la que siempre sigue igual pero a la vez diferente.
Publicado en Culturamas
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