sábado, 10 de marzo de 2012

El arrepentimiento como arma autodestructiva

Un buen chico. Javier Gutiérrez. Mondadori. 139 páginas. 15’90 €. 

El pasado es un terreno pantanoso. La memoria suele ser selectiva: oscurece y aclara los episodios que guarda según una escala interna de valores y culpabilidad. Hasta que algo hace que la estructura tiemble y el orden se desbarajuste. La anarquía se adueña de los recuerdos y el remordimiento se convierte en la peor arma de autodestrucción existente. 

La novela de Javier Gutiérrez ahonda en estos secretos de la mente. Una tarde cualquiera Polo y Blanca se encuentran en el barrio madrileño de Malasaña. Hace diez años que se perdieron la pista tras un suceso traumático de extrema violencia que resquebrajó el grupo de música en el que participaban junto a Nacho, hermano de Blanca, y Chino. Corrían los noventa madrileños y para ellos la vida aún era poco más que un juego. Ahora, tiempo después, los fantasmas del pasado se han liberado de sus cadenas de forma más amenazante que nunca. 

Los tiempos han cambiado desde entonces. Cada miembro del grupo ha seguido con su vida después del suceso, aunque Polo se dará cuenta pronto de que todos han corrido distintas suertes. Un buen chico es hipnótica, tal vez no por la historia en si misma, pero sí por la manera en la que el narrador nos hace partícipes. Una voz en segunda persona, enigmática e intimista, cruza conversaciones alternativas. Los diálogos completan un puzzle perfecto en el que cada pieza encajada arroja algo de luz sobre la turbia historia que acabó con la amistad y el grupo diez años atrás. 

Los noventa fueron los tiempos de las drogas de diseño, de los grupos de rock and roll emergentes y del apogeo de Malasaña. Noche madrileña mediante, Nacho, Chino y Polo conocerán a unos misteriosos gemelos. Será el principio del fin. El rohipnol, un sofisticado somnífero, les sumergirá en una espiral de desenfreno, deseo sexual y posesión violenta que dará al traste con todo. 

El personaje principal para la trama, el que da origen a la trama, es Gabi, una atractiva joven cercana al grupo, que pasará de ser la víctima de un terrible suceso a ser la mujer amada por Polo en el espacio de diez años que se pierde en la historia. Un buen chico sorprende tanto por lo que cuenta como por lo que oculta, por su voz atormentada como por sus silencios. Y, por supuesto, por la sinceridad y la visceralidad de sus personajes. 

La novela de Javier Gutiérrez se trata de un testimonio perturbador, dotado de un ritmo frenético por el autor, que no deja un respiro a un lector ávido de rellenar los huecos que faltan para recomponer lo ocurrido. La desconcertante técnica narrativa del cruce de conversaciones es un acierto. Encontraremos conversaciones de bar espontáneas, monólogos de confesión psiquiátrica, recuerdos del pasado que se agolpan caóticamente… y una revelación final tan dramática como desgarradora, que cierra la historia. Una novela turbia, violenta y lírica a la vez, que trata el deseo incontrolado, las drogas, el poder de la seducción y el arrepentimiento como temas centrales. Sin duda, Un buen chico no dejará indiferente a ningún lector.

Publicado en Punto de Encuentro

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