El temblor del héroe. Álvaro Pombo. Ediciones Destino. 232 páginas. 19'50 €.
Las relaciones humanas son una de las grandes incógnitas, tanto en la literatura como en la vida. En su nueva novela, el escritor Álvaro Pombo aborda grandes temas como el engaño, el arrepentimiento o la banalización del mal que tiene lugar en la sociedad actual. El temblor del héroe, brillante ganadora del Premio Nadal 2012, es una narración con un evidente matiz filosófico y reflexivo en su interior.
Con un ritmo pausado, el escritor cántabro nos sumerge en varios universos relacionales con un punto en común: Román, un catedrático de Filosofía ya retirado, que se cargará buena parte del peso de la historia a su espalda. Román forma un triángulo complicado con dos médicos, antiguos alumnos de su clase, con los que mantiene una difícil relación, a medio camino entre lo intelectual y lo sentimental. Al otro lado nos encontramos a Héctor, un joven periodista que visita al profesor para entrevistarlo y que arrastra un pasado tan cruel como desconcertante. Es digno de mención el uso del narrador, casi como el personaje más importante, que administra los tiempos y los pensamientos de cada uno, dando pie a unos diálogos de calado casi platónico.
Pese a su apariencia de independencia e individualismo, fruto quizás de la propia sociedad y la historia de cada uno, los personajes a los que Pombo da vida y sitúa en Madrid son mucho más dependientes entre sí de lo que pudiese parecer en un principio. Román es el epicentro que confluye con todos, pero Elena experimenta una dependencia intelectual de Román, Eugenio una necesidad para con Elena, y así sucesivamente uno por uno.
La amplitud de las edades de los personajes dista de ser un problema, ya que el desarrollo psicológico de los personajes que componen la novela es exquisito y, gracias al narrador, el lector comprenderá muy bien o se acercará, al menos, al interior de los personajes y las cargas que parecen sobrellevar de un lado a otro como hormigas.
Toda la historia se enreda, como no podía ser de otra manera, cuando aparece Bernardo, un antiguo profesor de Héctor. Los dos guardan un secreto truculento del pasado, lo que hace desconfiar a Román. Bernardo acude al viejo profesor, a sugerencia de Héctor, para solicitarle un alquiler de su piso. En ese momento, cuando todos confluyen en el espacio y el tiempo, la historia se vuelva por completo. Bernardo se erigirá entonces como el pivote sobre el que gira la historia: nadie le conoce verdaderamente, todos piensan que tiene un lado tan oscuro como oculto, pero a la hora de la verdad nadie se atreve a confirmarlo.
La primera fascinación que parece abrumar a Eugenio y Elena, pronto se verá aplastada por la desconfianza de Román, que conoce el secreto de Héctor desde hace un tiempo. Todos formarán un pequeño grupo de conocidos íntimos, pero las fricciones entre ellos no tardarán en emerger. Bernardo es como una araña que va tejiendo una tela en la que todos acaban atrapados. Su personalidad arrolladora y aparentemente amable harán que todos, incluido Román, duden de sus intenciones.
Desde el principio del relato la tensión es un elemento narrativo clave, que no deja de crecer con cada página, llegando incluso a convertir al lector, a veces en cómplice del narrador, otras en víctima de lo narrado. La intensidad de la narración es alta, lo que compensa el ritmo pausado de la misma y las citas filosóficas. La ganadora del Nadal 2012 nos dibuja una sociedad evidentemente individualista, en la que las relaciones personales no son más que uno de los vehículos para la consecución de objetivos individualistas. Una sociedad de egos donde la traición, el engaño, la violencia, y por tanto, el arrepentimiento y la desconfianza están a la orden del día.
La cruel historia paralela que surge al final, así como el nudo narrativo en el que deriva para dar paso al cierre, son de una increíble factura y dan pie a un giro tan tremendista como adecuado para la historia. La nueva novela de Pombo se convierte en el campo de batalla de las ideas, la filosofía y la plasticidad con las que se representa el mundo actual. El temblor del héroe es, en palabras del propio Álvaro Pombo, “una crítica de la banalización del mal que caracteriza nuestro tiempo”. Y de sus nefastas consecuencias, añadiría yo, para concluir.
Publicado en Culturamas
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