Trabajos forzados. Los otros oficios de los escritores. Daria Galateria. Traducción de Félix Romeo. Editorial Impedimenta. 208 páginas. 18’95 €.
Conocer la vida de un escritor es un pilar básico para comprender su obra. Igual ocurre con los trabajos que ha ido desarrollando en su vida. Esta sería completa si cualquier buen escritor pudiese vivir de lo que escribiese, pero a lo largo de la historia, muy pocos han podido conseguir tal gesta. Es lo que aborda este libro de la italiana Daria Galateria, aquellos oficios que más de veinticinco autores compaginaron con la escritura de alguna de sus grandes obras.
La investigadora, profesora universitaria, y amplia conocedora de la Literatura, sobre todo la francesa, nos hace un recorrido histórico en el que nos muestra cómo han sobrevivido algunos de los escritores más laureados antes de ser reconocidos o incluso antes de escribir.
Con una narratividad que sorprende por lo ágil y lo conciso, donde ni sobra un adjetivo ni falta un adverbio, mérito también de la buena traducción de Félix Romeo, vemos como Bukowski repartía cartas mientras se bebía toda la cerveza que encontraba y escribía sus poemas de pensión, o cómo Colette abría un centro de belleza en el que trabajaba para muchas personas.
Sorprenden casos de escritores de tanto renombre como el fantástico George Orwell, que antes de escribir sus grandes obras ejerció de policía en Birmania o de lavaplatos en Londres, así como el marinero Jack London, o el caso de Maxim Gorki, ayudante de cocina en un barco. Sorprendente también resulta la cara más humana que se ofrece en el retrato de Louis Ferdinand Céline, soberbio al igual que polémico, o la indagación en la vida académica del Premio Nobel, Thomas S. Eliot, considerado el mejor poeta norteamericano del siglo por muchos críticos.
Así, uno por uno, desfilan ante nosotros escritores en horario de trabajo, junto a pequeños fragmentos de su vida que nos ayudarán a comprender sus obras. Es el caso de Kafka, trabajador en una compañía de seguros, que posteriormente incorporará la burocracia como pilar básico en su obra. O también casos de escritores que no se consideraban tal, como Saint-Exupéry, aviador, o Italo Svevo, rescatado milagrosamente por James Joyce cuando se había retirado de la escritura para dirigir una fábrica.
Daria Galateria ha conseguido una obra cargada de matices y anécdotas. Una delicia de la metaliteratura, esa corriente que consiste en escribir sobre los entresijos de los escritores y las letras, que tanta cabida tiene en los últimos años y que tanto ayuda a crear un imaginario colectivo sobre las letras universales. La editorial Impedimenta nos vuelve a sorprender con su habitual cuidado y elegancia, como es habitual.
Publicado en Otro Lunes
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