lunes, 7 de mayo de 2012

Aire de Dylan

Aire de Dylan. Enrique Vila-Matas. Seix Barral. 328 páginas. 19’50 €. 

Bob Dylan deambula por la nueva novela de Vila-Matas, atrapado en el cuerpo de Vilnius, un joven cineasta al que todos conocen como Little Dylan, por su parecido con el cantante, además de con Rimbaud. 

El joven Vilnius está convencido de que el fantasma de su padre, el intelectual Lancastre, que acaba de fallecer, se cuela en sus pensamientos para comunicarle algo. Por esta razón, mientras trabaja en la creación de su Archivo General del Fracaso, se sumerge en la búsqueda de un escritor que sea capaz de reconstruir las memorias que su padre dejó a la mitad antes de morir, que su madre lanzó a las llamas en un arrebato, en busca de pistas. 

La novela de Vila-Matas sitúa su centro narrativo en una serie de conferencias de Vilnius a las que asiste el narrador de la historia, el clásico narrador vila-matiano. A través de ellas conocemos al personaje y su labor de creación cinematográfica, sus trabajos sobre el fracaso incluidos. Vilnius es un holgazán que se jacta de poder sobrevivir con sólo una idea al día y que parasita la sociedad todo lo que puede y más. 

El autor establece así un contraste con Lancastre, su padre, referente de la cultura del esfuerzo y la constancia. Cuando los dos estaban en vida, su relación era más bien parca, incluso espinosa, pero tras su muerte, las incursiones del difunto en la mente de su hijo parecen tener un objetivo: revelar la verdad escondida. Para ello, Vilnius creará, junto a Débora –su actual pareja y anterior amante de Lancastre-, la extraña y minúscula sociedad Aire de Dylan, que intentará esclarecer el suceso mediante una representación teatral. 

Así llegamos a la página doscientos, casi dos tercios de la obra, hasta la que poco o nada más descubriremos. A partir de entonces, Vila-Matas confiere a su historia algo más de ritmo gracias a una trama policíaca en torno a Lancastre, Laura Verás, mujer de Lancastre y madre de Vilnius, y su pérfido amante, Claudio Arístides Maxwell. 

Lejos de Dublinesca, una de sus mejores obras de los últimos años, Vila-Matas firma en Aire de Dylan un ejercicio de admiración y respeto por el teatro, sobre todo por la obras de Shakespeare. Es verdad que cuesta entrar, ya que lo más destacable se encuentra en las últimas páginas, en las que la obra gana enteros frente al inicio, que puede dejar frío al lector. No obstante, Aire de Dylan es una obra llena de enredos, referencias cruzadas y homenajes, aderezada con la admirable escritura del barcelonés, que ha conseguido crear su propio estilo, reconocible y justamente admirado en el panorama literario nacional.

Publicado en Otro Lunes

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